06 junio 2006

Revoluciones floridas 2.0

Los Estados Unidos se vengan de Bakiev con “manifestaciones floridas”

Muchos expertos prestan atención a la coincidencia en el tiempo de las manifestaciones de la oposición en el centro de Bishkek y la reciente decisión de la dirección Kirguiza de aumentar en 100 veces el precio del alquiler para el uso por el Pentágono de la base aérea de Manas en Kirguizistán. Poco antes, el presidente del país, Kurmanbek Bakíev amenazó con suspender el acuerdo para la estancia de pilotos estadounidenses en Kirguizistán en caso de que Washington no aceptara pagar 200 millones de dólares en lugar de los 2 actuales.

El sábado en la capital de Kirguizistán se produjo una manifestación de la oposición. En ella tomaron parte varios miles de personas. El núcleo de la manifestación estaba formado por miembros del movimiento “Por las reformas”. Los manifestantes exigían reformas constitucionales, medidas de lucha contra la corrupción y el desarrollo de una “política justa y honrada”. Al final del acto se leyó un ultimátum al presidente y el primer ministro: los manifestantes amenazaban con pasarse a “medidas más activas”, en caso de que sus peticiones no fueran cumplidas en tres meses.

El aumento de las manifestaciones en Kirguizistán y las exigencias de los manifestantes son comentadas en exclusiva para km.ru por el director del departamento de Asia Central del Instituto de los países de la CEI, Andrei Grozin.

-¿Quién es el iniciador de estos actos?
- Bajo mi punto de vista es evidente. La retórica que utilizan los actuales oponentes al presidente Kurmanbek Bakíev intenta ocultar otros objetivos. Los actuales dirigentes de la oposición, Atambaev, Tikibaev y muchos otros son gente que todavía no hace mucho pertenecían al grupo victorioso de las “revoluciones floridas”. Muchos de ellos han sido ministros, portavoces, alguno ha sido ministro en funciones (porque no fue confirmado por el parlamento). Parte de ellos incluso estuvo en el poder con Akaev. En general a los revolucionarios victoriosos no se les puede llamar “nuevo equipo”, la mayoría son antiguos cargos que en distintas épocas y por distintos motivos se alejaron del círculo de Askar Akaev. El mismo proceso se da ahora solo que más deprisa. El catalizador del proceso es el hecho de que el país se encuentra inmerso en la crisis económica post revolucionaria. Aunque tampoco con Akaev la economía Kirguizistán mostró nunca datos demasiado brillantes. El país tiene pocos recursos económicos, y los que tiene, fuentes de energía y potencial turístico, apenas los utiliza. Por eso no hay recursos suficientes para todos aquellos que aspiran al poder. De ahí el intento de un cambio radical en los puestos dirigentes para recibir tanto la posibilidad de tomar las propiedades como la ayuda exterior (no solo la occidental, sino también la rusa o china). A diferencia de los casos ucraniano o georgiano, aquí no hay ni la mínima ilusión de formar un equipo dirigente estable. Simplemente, antes de la “revolución de los tulipanes” todos estos políticos se unieron para acabar con el monopolio de Akaev y su familia sobre los escasos recursos del país. En cuanto triunfaron, en el país comenzó una batalla por los puestos más provechosos. Hasta un determinado momento se pudo calmar la tensión entre las distintas regiones del país y entre los grupos formados en el país a la sombra del tándem Bakiev-Kulov. Este sistema funciona cada vez menos, y cada día funcionará peor.

Además no se trata tan solo de las posiciones políticas de Bakiev o Kulov. La gente que rodea a estas figuras ve que en la esfera económica, los campos que puede proporcionar divisas no son tantos: la produción de bebidas espirituosas, el comercio de azúcar y los tratos con China. No hay sitios para todos. Hay quejas por parte del clan del norte, que se ha visto apartado de la vida política y de los nichos económicos más rentables que controlaba con Akaev. A pesar de las declaraciones optimistas de los funcionarios, la situación económica no solo no está estancada, sino que empeora. Y los inversores fuertes no irán a un país en el que el gobierno puede cambiar en un mes. Además, las garantías ofrecidas por el presidente o el primer ministro no pueden aumentar la confianza de los inversores, porque en muchas regiones del país el control gubernamental es meramente nominal. No creo que la desestabilización política se produzca en los meses veraniegos. Por regla general, durante este período la actividad política en Kirguizistán y en el resto de países de Asia Central se apaga totalmente. En los próximos tiempos la oposición intentará consolidar sus filas, aunque para ello, según la tradición Kirguizistán habrá grandes dificultades por la existencia de muchos líderes ambiciosos.Y en otoño la oposición intentará obtener del poder una reforma de la estructura del estado. El gobierno utilizará la pausa veraniega para mantener conversaciones con los líderes de la oposición.

Hay que tener en cuenta que desde la época de Akaev ésta tiene la fama de ser muy dada a acuerdos. El poder puede conseguir ponerla totalmente de su parte, prometiéndoles puestos en el gobierno y participación en los negocios. Finalmente, Bakiev deberá definirse en la elección de la forma de gobierno. Según los datos existentes no es muy partidario de repartir sus poderes con el parlamento. En mi opinión esto está totalmente justificado. En la situación en la que se encuentra el país, la forma de gobierno presidencial es la preferible. Porque el parlamento de Kirguizistán está formado por políticos orientados hacia diferentes fuerzas externas. No es un mecanismo que pueda trabajar con efectividad.

- ¿Hasta qué punto las actuales intervenciones de la oposición han sido provocadas por occidente?

- Creo que en gran medida. Porque precisamente la actividad de las organizaciones no gubernamentales Kirguizistáns pro occidentales (no me refiero a las filiales de las organizaciones internacionales en Kirguizistán) ha crecido mucho en los últimos 2-3 meses. Es algo que lo ven prácticamente todos los observadores kirguizios. Además la actividad de la oposición está muy sincronizada con las conversaciones entre el gobierno y el Pentágono para la subida del precio del arriendo de la base aérea de Manas. No es casual el aumento de las declaraciones de organizaciones defensoras de los derechos humanos como Human Rights Watch sobre “retrocesos” en la observancia de las normas humanitarias de derechos humanos en correspondencia con el aumento de la actividad opositora en Kirguizistán.

Vasili Vankov

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