24 septiembre 2014

Nuevo relato de Mordor, o cómo sobre los huesos de Ucrania se va a crear la "OTAN económica"

Interesantísimo artículo de Oleg Odintsovski en Svobodnaya pressa.



Cuando se les dice a los ucranianos que han llevado a cabo un golpe de estado, provocado un conflicto con su socio económico más importante, han perdido Crimea, extendido la guerra civil, en la que han muerto miles de personas, y todo ello para firmar un acuerdo desventajoso con la Unión Europea y cambiar unos oligarcas por otros, esto no es agradable, sin embargo no es toda la verdad.
Esto es, podemos decir, la primera capa.  En la que la gente ve un arrebato de la nación hacia la libertad y los valores europeos, junto con la oposición a un gobierno corrupto, sus “padrinos rusos” y unos separatistas de las regiones surorientales. En sí mismo les parece que todo se ha desarrollado por ellos mismos, por su Ucrania independiente, por su atractivo potencial económico y su mercado. Ahora están en la lucha del Bien con el Mal: todo el mundo está con ellos, contra ellos están las hordas asiáticas, el comunismo, el imperialismo, el fascismo, Mordor y el Imperio intergaláctico. Por supuesto que observadores más sutiles hablarán de diferentes detalles, por ejemplo, ¿por qué las pasiones populares son espontáneas, pero tuvo éxito la olimpiada en Mordor?¿Por qué no llega en masa la ayuda de los más ricos y poderosos del mundo, sino solo aplausos? ¿Por qué el malvado vecino no ha invadido de verdad si tanto necesita a Ucrania, o es que no puede morder? Etc.
Hay una segunda capa. En ella el objetivo no es Ucrania sino Rusia. La atacan, demonizan, aíslan, sancionan, desintegran, pelean con Europa, privan de las posibilidades de unirse con los restos de la URSS. Estrictamente según Brzezinski: sin Ucrania, Rusia no es un imperio. Ucrania es la llave de Rusia, la “línea roja” y el Rubicón para sus dirigentes, y por eso el objetivo principal no era el propio golpe en Kiev sino la esperada reacción de Moscú. Aunque, por supuesto los estrategas no esperaban que la importante Crimea se fuera tan rápida y pacíficamente y que el levantamiento de Novorossia se convirtiera en un problema interno de Ucrania en vez de en un campo de batalla de los ejércitos regulares de dos países. Por cierto, esto no es tan importante cuando tienes una superioridad absoluta en el aire, es decir, en las ondas. Lo importante: dame una fotografía y ya la arreglaremos con photoshop para que la gente vea lo que hay que ver: una agresión de Rusia y una Ucrania que heroicamente lucha por toda Europa y sus valores. Más allá de esta capa no pasan ni siquiera en la propia Rusia, porque ya da bastante motivación para la autoexpresión y autodefinición en los frentes internos: por los de “Crimea nuestra” del 17 de marzo o por los de la marcha del 21 de septiembre.
Hay una tercera capa, de la cual ya he escrito anteriormente: el tema que ha vuelto a la actualidad del ataque contra Siria y la reactivación de los USA en Oriente Medio. Un tema caliente, posiblemente más caliente que el de Ucrania. Porque es un juego en el que de una u otra forma participan China, Irán, Rusia, los árabes petroleros y, por supuesto, Israel.
Sin embargo, hay una cuarta capa. Que posiblemente explica mucho. En parte por lo que el desarrollo del tema de la “Malvada Rusia” comenzó precisamente en 2013, por un tema que era claramente inexistente: los derechos de las minorías, en el que la situación en Rusia no se distingue demasiado de la situación en otros 130 países del mundo, y en bastantes estados de los USA. Sin embargo eligieron precisamente Rusia, comenzaron un tiroteo con toda la artillería mediática de tal calibre que  alguien incluso consideró necesario no acudir a las primeras olimpiadas de invierno en la historia de Rusia. El golpe de estado ucraniano cumplió su papel al 100%: demonizó a Rusia, obligó a Europa a unirse alrededor de los USA, llevó a adoptar medidas económicas (el término “sanciones” utilizado por occidente está llamado a dar a este chantaje un aspecto de legitimidad e “internacionalidad”). Son curiosas las reservas a medida que se desarrollan los hechos: “la canciller Angela Merkel desde el comienzo expresó su indecisión, no queriendo castigar a Rusia. Pero cuando fue derribado el avión malayo MH17 fue partidaria de endurecer las sanciones”. Tanto el golpe, a tiempo, como el avión, casi por encargo, así como la propia escalada de “sanciones” sobre un fondo de un alto el fuego muestran claramente que no tienen relación con el proceso de paz (o militar) en Ucrania, sino que son desarrollados solo por sus propios objetivos.
Y aquí se empieza a ver la cuarta capa. En febrero de 2013, la víspera de la agudización “inesperada” para todos de la historia con los gays, las olimpiadas y los maidanesn en la reunión en Munich del vicepresidente de los Usa Jo Biden hizo una declaración de que el acuerdo para la creación del TAFTA (Transatlantic Free Trade Area) entre los USA y la UE se había logrado totalmente. ¿Y qué?
Como dicen las virtuales “hijas de oficiales de Crimea”, con este acuerdo “no todo es unívoco”. Sin duda, para los USA se ofrece una oportunidad gigantesca de responder al crecimiento global chino y volver a obtener una posición líder en la economía mundial. Y por otro lado del Atlántico aparecen preguntas: “este acuerdo cambia el mundo totalmente, y no a mejor… En palabras de los críticos, el TAFTA lleva a Europa al hundimiento de su modelo social y medioambiental, y como resultado provoca una colonización de hecho de Europa por las corporaciones USA. ¿Cómo convencer a los europeos para llevar a cabo este trato?”.
He aquí que sirve el antiguo y bien probado “espantajo” ruso. Pero para que tenga efecto, los gays no son suficiente. La UE y Rusia se han acercado demasiado para sacrificar sus intereses mutuos por temas muy sonados pero secundarios. Es decir, hace falta algo más serio, más escandaloso, cercano a la guerra, a una guerra de valores  y no simplemente un conflicto de sujetos económicos. En resumen, “esta noche el samurái ha decidido cruzar el río”. Se decidió “hacer estallar” Ucrania para obtener las esperadas respuestas rusas y de su fuerte líder. Se apostó por la ambición de Putin, la creciente conciencia de los rusos, la cerrazón y ardiente nacionalismo radical de los ucranianos y, claro está, la totalidad de los medios de prensa euroatlánticos, que debían arrojar toda la gasolina necesaria al conflicto.
La reacción era más importante que la acción, el maidán era la chispa, el golpe en la bola que debía, tras el rebote en Rusia, golpear a la tercera bola (la UE) e introducirla en el agujero (el acuerdo del TAFTA). El acuerdo que el antiguo embajador de los USA en la UE, Boyden Gray, denominó la creación de la “OTAN económica”, que hay que firmar antes de final de este año: si, como se ha dicho, para 2014 no se ha creado la nueva unión comercial,  China y los países BRICS con gran seguridad comenzarán a dictar las normas de juego del mercado global. Y si, recordando que desde 1945 la parte de la economía mundial que representan los USA ha bajado del 50 al 19%, queda claro: Washington necesita hoy el apoyo de Europa para no ser privado de la regulación de los flujos financieros y comerciales mundiales.
Las dudas de los europeos estaban provocadas por motivos totalmente objetivos: tenían dudas razonables de que no iban a tener un papel principal en esta historia. En opinión de Mijail Jazin, “si este acuerdo se llega a firmar, en Europa occidental no quedará industria. El coste de producción es allí más alto que en América, debido a la carga social y los impuestos. En otras palabras, los USA están preparando para Europa occidental la misma desindustrialización que la UE provocó en Europa oriental. España. Italia, el sur de Francia se convertirán en Bulgaria, y Dinamarca, los países de Benelux en los países bálticos. Precisamente por eso la élite del continente se opone a ello. Es una guerra por el derecho a la existencia de la industria europea”. El acuerdo abre los mercados europeos no solo al gas americano sino a los cerdos clónicos, las semillas modificadas genéticamente y otros productos que muchos europeos no quieren ver en su país.  El TAFTA lleva a los europeos a pasarse a los estándares americanos de calidad y seguridad de los productos alimentarios, deliberadamente disminuidos a favor de las grandes corporaciones USA.
Pero no se trata solo de los productos transgénicos para los escrupulosos europeos. Ni de expulsar a Gazprom del mercado europeo bajo la presión del gas americano barato. El objetivo del acuerdo llega bastante más lejos. Consigue no solo eliminar a la OMC sino a cualquier proyecto de integración y cooperación euroasiático con participación de Europa. La UE, decidiéndose definitivamente por su socio transatlántico, clava la cruz sobre las perspectivas (incluso muy lejanas) de acercamiento económico con Rusia, y la unión con la locomotora del desarrollo económico mundial, los “dragones” asiáticos”. Esto es una amenaza muy seria a Rusia, China y la India que, evidentemente, no  quedará sin respuesta. Y por eso hay que prepararse para jugar en esta cuarta capa “por encima de Ucrania y de Rusia”. Entender las posibles consecuencias para Rusia (que en su mayor parte son negativas) y el algoritmo imprescindible de los sucesos en cualquier escenario.
Si el acuerdo de la creación del TAFTA se llega a firmar antes de fin de año se puede felicitar a los organizadores del euromaidán por su indudable éxito: organizar en un corto periodo, con pocos medios, una pequeña “guerra fría” para arrojar a la asustada Europa en brazos de su socio transatlántico, acosado por la creciente competencia en el mundo, no era tarea fácil. Y solo los ejecutores directos del escenario sobre el terreno continuarán heroicamente conduciendo a su país a Europa, donde nadie les espera, y esperando regalos por la ruptura con Rusia, sin entender que no están un objetivo intermedio sino final de todo  el asunto en lo referente a su país. La primera fase se completará pronto y será arrojada ardiendo a las puertas de Europa…

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